El
lenguaje pues, funciona de un modo mucho más importante en una
cultura, que el de ser simplemente un artificio para representar y
comunicar las experiencias.
Proporciona
las categorías y divisiones de la experiencia en función de las
cuales los individuos se relacionan con el mundo que los rodea.
“ El
lenguaje es una guía para la realidad social. Aunque el lenguaje
no se estima ordinariamente como de interés esencial para los
estudiosos de la ciencia social, condiciona poderosamente todo
nuestro pensamiento sobre los problemas y procesos sociales. Los
seres humanos no viven sólo en el mundo objetivo, ni tampoco
únicamente en el mundo de la actividad social como se entiende por
lo general, sino que están en gran medida a merced del lenguaje
particular que se ha convertido en el medio de expresión para su
sociedad. Es una completa ilusión imaginar que nos ajustamos a la
realidad esencialmente sin el uso del lenguaje, y que éste es
meramente un expediente incidental para resolver los problemas
específicos de la comunicacón y la reflexión.
El
hecho capital es que “el mundo real” está en gran parte
constituido inconscientemente sobre los hábitos del lenguaje del
grupo. Nunca dos lenguajes son suficientemente semejantes para que
sen les considere representantes de la misma realidad social. Los
mundos en que viven sociedades diferentes, son mundos distintos, y no
meramente el mismo mundo con diferentes etiquetas.”
E.
Sapir. El estado de la lingüística como ciencia.
Coincidentemente señala Cassirer, que el lenguaje no se
limita a asignar nombres de las cosas, nombres que serían, por otra
parte signos exteriores y arbitrarios de los objetos, sino que se
constituye en mediador de la formación de los objetos. Es la
herramienta que permite la construcción de un verdadero mundo de
objetos.
Eco, en su obra “Signo” recoge la hipótesis de
Sapir según la cual nuestro modo de percibir, de subdividir la
realidad, está determinada por las leyes de la lengua con la que
hemos aprendido a pensar. En este caso, la lengua no es aquella “por
medio” de la cual se piensa, sino aquello “con lo que” se
piensa.
Eco parte del ejemplo de los esquimales que disponen de
cuatro palabras diferentes para designar lo que en nuestra lengua
denominamos genéricamente nieve. Esas cuatro palabras no son
sinónimos sino que se refieren a cuatro modalidades distintas de la
nieve.
“El problema estriba en saber si los esquimales tienen
cuatro palabras porque, por razones de supervivencia, perciben
instintivamente cuatro cosas, o bien perciben cuatro cosas porque
están condicionados por la existencia de cuatro palabras (cuatro
significantes con sus respectivos significados). El problema puede
plantearse así: ¿la lengua se segmenta en signos aislados, en los
que nos basamos para organizar la realidad perceptiva, o bien nuestro
modo de percibir la realidad obliga a la lengua a segmentarse de
manera determinada?”.
Umberto
Eco. Signo