La manera como adquirimos
cualquier conocimiento basta
para probar que no es
innato. Es opinión establecida entre algunos
hombres, que hay en el
entendimiento ciertos principios innatos;
ciertas nociones
primarias, caracteres, como impresos en la mente
del hombre, que el alma
recibe en su primer ser y que trae al mundo
con ella. Bastaría, para
convencer al desprejuiciado lector de la
falsedad de semejante
suposición, limitarme a mostrar (como espero
hacer en las siguientes
partes de esta obra) de qué modo los
hombres, con el solo
empleo de sus facultades naturales, pueden
alcanzar todo el
conocimiento que poseen sin la ayuda de ninguna
impresión innata y pueden
llegar a la certeza sin tales nociones o
principios innatos. Porque
me imagino que fácilmente se concederá
que sería impertinente
suponer que son innatas la ideas de color,
tratándose de una
criatura a quien Dios dotó de vista y del poder de
recibirlas a partir de los
objetos externos, por medio de los ojos. Y no
menos absurdo sería
atribuir algunas verdades a ciertas impresiones
de la naturaleza y a
ciertos caracteres innatos cuando podemos
observar en nosotros
mismos algunas facultades adecuadas para
alcanzar tan fácil y
seguramente un conocimiento de aquellas
verdades como sido
originariamente impresas en la mente».
John Locke: Ensayo sobre
el Entendimiento Humano. Libro I, cap 2o.
Trad. Edmundo O’Gorman.