miércoles, 25 de mayo de 2016

Leyenda de la fuente de la rambla de Carmelo

La fuente de las tentaciones 

Cuenta una antigua leyenda que hace muchísimos años cuando todos los dioses pasaron por esta tierra, el Chiqui, dios de la sequía se adelantó a la Pachamama. Y al pasar por aquí, secó los ríos, los arroyos y los esteros. Entonces el canalón pedregoso que sería después el arroyo de las vacas, se abrió reseco entre las raíces de las barrancas que caían a pique. Algunos animales alcanzaron a escapar de la sequía. Pero cuenta que un cachorro de Guazú que bajaba del monte para calmar su sed, no pudo seguir caminando. Y quedó allí, en el suelo. En la parte más alta de la barranca maniatado por los yuyos pialadores. Permaneció así, hasta la hora en que sale el Cuarajú Yará. El duende de la siesta. El diablillo que nunca duerme. Cuando pasó por el lugar, al verlo, se acercó y les quitó las ataduras. Y le ayudó a caminar. Pero el Guazú ya casi no podía hacerlo. Solo dio vueltas alrededor del duende, dibujando un círculo, y en ese lugar volvió a caer. Pero esta vez, del suelo brotó agua entonces el diablillo le dijo:– Esta fuente te devolverá las ganas de vivir. Pero será una tentación. Bebe solo el agua que necesites. No bebas menos de lo imprescindible. Tampoco más de lo indispensable recuerda que la sabiduría siempre está en mitad de camino: entre lo mucho y lo poco; entre el menos y el más. Dijo esto el duende de la siesta y desapareció. Pero el cachorro de Guazú, que todavía no había aprendido la lección de la sabiduría bebió más de lo indispensable y cuenta la leyenda que, tanto bebió, que se convirtió también él en un duende de la siesta. Con dos cuernitos, como todos los diablillos. Con los mismos ojos y las mismas orejotas del Cuarajú- Yará. Pero con una sonrisa muy grande. Porque ya había aprendido la lección. Cuenta la leyenda que después de lo ocurrido, la fuente se secó. Pero el agua volvió al canalón. Y este se hizo arroyo llamándose Arroyo de las Vacas. En ese lugar, frente al Arroyo de las Vacas, en el mismo círculo que dibujó el Guazú, se construyó la Fuente de la Tentación. Con las caras grabadas del Guazú-Duende, puestas a los cuatro vientos. Para la tentación de los que pasan por allí. Y se detienen a pedirles favores. Dicen algunos, que el Guazú Duende de la siesta, sigue estando vivo allí. Rondando la fuente a la hora del sol. Pero son muy pocos los que pueden verlos. Sólo aquellos que aprendieron a andar por el camino de la sabiduría. Como aprendió él. 

5 comentarios:

  1. Una maravilla la historia de la fuente bueno ahora a no tenerle miedo,a quererla y respetarla como se merece y bien a quienes la restauraron,un abrazo fraterno desde Montevideo!¡!������������������������

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  2. Si buscas historias de magos bueno dedícate a Harry Potter.

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